La propuesta fue clara desde el inicio: nada de estrictas academias ni exámenes de técnica. Lo que los unió fue el deseo de compartir, reírse, disfrutar y, sobre todo, bailar. La experiencia se convirtió rápidamente en un espacio colectivo donde la tradición se vive con frescura y compromiso.

Entre zapateos, viajes y vestimenta propia

Al principio, el grupo enfrentó la timidez lógica de bailar frente a otros. Sin embargo, con el correr de las semanas, comenzaron a animarse en reuniones familiares y luego en peñas barriales. Pronto adoptaron una indumentaria distintiva: camiseta negra con el logo del grupo y pantalón negro, que funciona tanto para ensayos como para presentaciones informales.

Entre las propuestas más innovadoras del grupo, se destaca la inclusión del malambo femenino en su repertorio. Las coreografías, pensadas especialmente para mujeres, fueron presentadas en festivales como Bellas Casas, combinando fuerza y coordinación en escena. Además, incorporaron “carnavales jujeños”, pequeñas danzas con estética andina que representan el “desentierro del diablo”, con máscaras, pañuelos y alegría desbordante.

El escenario como destino

La agenda de El Grupo Peñero no para de crecer. Participaron en eventos por el Día de la Mujer, en donde presentaron coreografías de malambo y chacareras, y organizaron salidas colectivas a festivales como el de Anizacate, donde viajaron más de 30 personas.

También fueron invitados por artistas como Leo Pignata, de James Craik, a participar en sus espectáculos, y ya tienen planes para seguir recorriendo el país: una gira a Misiones está prevista para agosto, y también sueñan con formar parte de los carnavales en Jujuy.

Bailar para pertenecer

Lo más valioso de El Grupo Peñero, según sus integrantes, es el espíritu colectivo. Cada decisión se toma en conjunto: desde los destinos de los viajes hasta el armado de las coreografías. Se organizan encuestas, se recaudan fondos y se generan redes de apoyo que sostienen el proyecto.

“Este grupo genera sentido de pertenencia”, comentan. “Aprendemos bailes que muchos no conocían, como jotas cordobesas o firmezas. Nos sentimos parte de algo que nos trasciende”.

Así, El Grupo Peñero se consolida como una alternativa cultural viva, que apuesta a la inclusión, al disfrute y al reencuentro con las raíces populares. Un grupo que, con cada zapateo, hace vibrar el corazón de la tradición.

Por Carlos Lucentti.