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31/12/2024

Cómo nació el ritual de las campanadas y las 12 uvas para Año Nuevo

Fuente: telam

La tradición que marca el inicio del año tiene matices históricos y culturales únicos. Así se convirtió en un fenómeno global

>En la medianoche del 31 de diciembre, mientras el reloj marca las últimas campanadas del año, millones de personas en España y otros países se preparan para cumplir con un ritual que promete buena suerte y prosperidad: comer 12 uvas al ritmo de las campanadas.

El ritual consiste en ingerir una uva por cada campanada que marca el reloj a medianoche, simbolizando los 12 meses del año. Cada Una de las teorías más populares sitúa el inicio de esta tradición en el año 1909, cuando una excelente cosecha de uvas en España llevó a los agricultores, especialmente en la región de Alicante, a buscar formas creativas de comercializar el excedente. Así, comenzaron a vender paquetes de 12 uvas bajo el nombre de “uvas de la suerte”, asociándolas con la llegada del Año Nuevo.

Sin embargo, esta hipótesis fue cuestionada por expertos como Luis González, director del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Uva de Mesa embolsada de Viñalopó, quien señaló a Europa Press que, debido a las limitaciones tecnológicas de la época, era improbable que se pudiera conservar un excedente significativo de uvas frescas hasta finales de diciembre.

Según esta versión, algunos madrileños de clases populares decidieron imitar esta costumbre de manera irónica, reuniéndose en la Puerta del Sol de Madrid para comer uvas al son de las campanadas. Esta acción, que comenzó como una burla hacia las élites, habría evolucionado hasta convertirse en una tradición nacional.

La prensa de la época también ofrece pistas sobre el desarrollo de esta costumbre. Ya en 1882 se mencionaba la práctica de comer uvas en Nochevieja, y para 1894, el periódico El Siglo Futuro publicó un artículo titulado “Las uvas bienhechoras”, destacando la creciente popularidad de esta tradición. Por su parte, El Correo Militar describió cómo las familias se reunían para comer uvas al compás de las campanadas, celebrando la llegada de un nuevo año con un grito colectivo de “¡Un año más!”.

Las uvas, ricas en vitaminas A, C y E, y en minerales como el potasio, el calcio y el fósforo, fortalecen el sistema inmunológico y mejoran el estado de ánimo, según informes de la American Heart Association y el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos.

Estos nutrientes también ayudan a mantener altos niveles de energía de manera natural, gracias a los carbohidratos de fácil digestión que contienen, según un estudio publicado en la revista científica Nutrients.

Un estudio dirigido por el doctor Zhaoping Li en la Universidad de California demostró que el consumo regular de uvas, además de disminuir los niveles de colesterol LDL (“colesterol malo”), aumenta la diversidad de bacterias intestinales beneficiosas y reduce los ácidos biliares en un 40.9%, factores que están relacionados con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y otros efectos del envejecimiento celular.

Especialmente las uvas blancas aportan antioxidantes y vitaminas beneficiosas para la salud visual, como la vitamina C y la quercetina, que protegen los ojos del daño oxidativo, según la Clínica Baviera en Alemania. Estas sustancias no solo reducen el riesgo de cataratas y de degeneración macular, sino que también ayudan a mantener el revestimiento de los ojos.

Las uvas tienen un alto contenido de fibra y ácido fólico, lo que las convierte en un alimento ideal para el tránsito intestinal y la producción celular, de acuerdo con investigaciones de la American Heart Association. Sin embargo, su alto contenido de azúcares requiere moderación para personas con diabetes o dietas restringidas en carbohidratos.

Según recomendaciones de la American Heart Association y la Organización Mundial de la Salud, aquellos con riesgo de diabetes o problemas metabólicos deben limitar la ingesta de frutas con un alto índice glucémico, como las uvas, para evitar complicaciones relacionadas con niveles elevados de azúcar en sangre.

Fuente: telam

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